En el siglo IX los Monjes bizantinos Cirilo y Metodio se fueron a pasear a los territorios del norte de Europa. Los 2 santos no parece que tuvieron muchos problemas de comunicación con los diferentes pueblos eslavos, ya que al haber nacido en Tesalónica hablaban un dialecto parecido. El problema llegó cuando quisieron escribirlo.
El fin principal de los 2 monjes era traducir los textos religiosos al antiguo idioma eslavo y por eso necesitaron crear un nuevo alfabeto, el cirílico, formado principalmente por letras griegas que al ser insuficientes para representar los sonidos que se hablaban por aquellas tierras debieron añadirle letras latinas, hebreas y coptas. También fue necesario incluir un grupo de letras de la lengua autóctona para poder identificar aquellos peculiares sonidos que no tenían parecido a los idiomas conocidos.
Letras y sonidos que aún persisten en el idioma actual y siguen dando muchos problemas a todos aquellos que nos dedicamos a estudiar y a intentar hablar el idioma ruso. A partir de este alfabeto se formará una lengua conocida como eslavo eclesiástico, en un principio de uso reservado a la por entonces joven Iglesia. A los rusos de esta época les gustaba seguir hablando y escribiendo en su idioma propio. El eslavo eclesiástico convive con el antiguo eslavo, cuyo alfabeto se conoce como Glagolitza. Este antiguo idioma y su alfabeto varía según los distintos dialectos de las diferentes zonas geográficas.
Durante estos tiempos va formándose también la base política de esas sociedades eslavas que habían comenzado a unirse en Príncipados antes de la llegada de los 2 Monjes. La evolución natural del antiguo idioma con fuerte influencia del eslavo eclesiástico transcurre durante un periodo histórico cargado de cambios en los centros políticos. A partir del siglo XV un dialecto del antiguo eslavo oriental deriva ya al ruso. Pocos documentos escritos anteriores a esta época han llegado hasta nuestros días; el código legal Justicia de la Rus, el épico Cantar de las huestes de Igor y el manuscrito más antiguo de las Crónicas de Néstor.
Pero las sorpresas para historiadores y lingüistas, en los albores del siglo XXI, están por llegar, y lo que se conoce como el origen del idioma ruso y su antigüedad empieza a cambiar. En la década de 1930, durante unas excavaciones arqueológicas en la región de Nóvgorod se encuentran varillas afiladas de hueso para trazar y pedazos de corteza de abedul con restos de escritura. No será hasta la década de 1950, cuando aparecen los documentos de corteza de abedul. Estos documentos llamadas cartas datan de los siglos XI al XV. En la actualidad se han encontrada más de 1000 cartas de este tipo en otros yacimientos de diferentes regiones de Rusia, como Smolensk, Pskov, Tver, Moscú……. Pero la revelación que más datos aportará al origen del idioma y a la propia historia son unas tablas encontradas en el año 2000 conocidas como el Códice de Nóvgorod. Datadas a finales del siglo X. Estas 3 tablas de madera se encuentran todavía bajo el estudio de los expertos. Unidas en una especie de libro que contiene 4 páginas de cera en las que se han escrito diferentes textos uno sobre otro en multitud de capas y en el que pueden apreciarse diferentes escritos en antiguo eslavo oriental.
, parece que los rusos de esa época eran personas muy ahorrativas a pesar de la cantidad de árboles que les rodeaban. Sólo utilizaron un poco de madera y algo de cera para escribir varios libros ¿ El objetivo de esa manera tan peculiar de escribir y guardar lo escrito era realmente el ahorro?¿Investigaban nuevas formas de complicar la lectura y entendimiento de su idioma?.