Hoy Katya se ha levantado pronto y espera impaciente que su madre termine de trenzar sus cabellos. Su madre sonríe al mirar en el espejo el rostro nervioso y a la vez ilusionado de su hija. ¡Qué mayor!, piensa mientras suspira imaginando el mundo nuevo que espera a la pequeña de 7 años. Cuidadosamente anuda dos hermosos lazos blancos en el nacimiento de las doradas trenzas.
En la sala inundada por el aroma de las flores, el padre termina de ajustar la corbata a su hermano Iván. Sobre una silla reposa la chaqueta del muchacho. Es pronto, los niños ya no pueden esperar más y protestan nerviosos mientras sus padres hacen innumerables fotos. Es necesario conservar el recuerdo del primer día de colegio. La madre ajusta el lazo del delantal en la espalda de la niña mientras el padre sostiene en sus manos los coloridos ramos de flores. En la calle el sol muestra su alegría acariciando las caras infantiles. Vecinos y conocidos les saludan y felicitan sonrientes. Al igual que las miguitas de pan de los cuentos, niños de diferentes edades con sus nuevos uniformes van señalando el camino hacia la escuela. En la entrada esperan los profesores que han estado decorándola con cintas, letreros de bienvenida y globos blancos, azules y rojos. Sonríen ante las caras conocidas de sus antiguos alumnos. Afablemente saludan a los padres y a los alumnos de otros años de manera muy especial arropan con su mirada a los más pequeños. Faltan 10 minutos, los profesores inician las filas que los niños se apresuran a rellenar.
La directora mira su reloj y sonríe, una de las primeras lecciones que aprenderán los niños será la puntualidad. El decidido movimiento de sus manos hace sonar la campana y la entrada se hace de manera rápida y ordenada. Los niños caminan hacia sus aulas, caminan hacia el mundo del aprendizaje, de los conocimientos, de la cultura, de la sabiduría… Los orgullosos padres asisten emocionados a la sencilla ceremonia, mientras recuerdan sus propios primeros día de colegio.

Desde hace más de 100 años esta ceremonia se repite, año tras año, en todos los colegios de Rusia el día 1 de septiembre. Una tradición que se convirtió en fiesta oficial el 15 de junio de 1984 por Orden del Soviet Supremo de la URSS al declarar el 1º de septiembre «Día del Conocimiento». !Las flores terminan en manos de los profesores en agradecimiento de las enseñanzas que van a recibir, Pequeños discursos dan a todos la bienvenida y presentan las actuaciones de los pequeños que recitan poemas con los que finaliza la ceremonia oficial.

En ese momento normalmente un alumno de la 11ª clase ( último curso), toma en brazos a una niña de 1º y pasea entre el resto de los alumnos mientras ella hace sonar incesantemente la campana llamando a todos a las aulas. Ya cada uno en su aula reciben una pequeña charla, saludo a las compañeros de cursos anteriores y saludo a las nuevas incorporaciones.

Los uniformes escolares han evolucionado, aunque se mantiene una norma común en el vestir en todos los centros escolares del pais. Pantalón largo oscuro y chaqueta o jersey azul marino o negro con camisa blanca para los chicos. Las niñas, camisa blanca y falda o vestido oscuro. Los delantales blancos hace muchos años que desaparecieron de las aulas pero es fácil ver a grupos de adolescentes o pequeñas alumnas paseando por las calles y parques con uniformes tradicionales durante las celebraciones del 1 de septiembre.

Posteriormente los profesores suelen llevar a los niños en pequeños grupos a algún lugar cercano del colegio, normalmente una estatua o memorial siempre cargado de significado histórico local. Los niños reciben la primera clase del nuevo curso al aire libre. La rutina comenzará al día siguiente.
El Aprendizaje y los Conocimientos, motivo de celebración y fiesta. ¡Interesante tradición!.
Desgraciadamente, hace unos años en un colegio esta festiva ceremonia se vio interrumpida por la sinrazón, el fanatismo y el odio. 84 son los sujetos federales que conforman La Federación de Rusia. En uno de ellos, la República de Osetia del Norte-Alania un grupo terrorista borró la inocente sonrisa de los niños para convertirla en miedo, dolor y muerte.
El 1 de septiembre de 2004 a las 9.30, un grupo de 32 terroristas armados asaltó el Colegio de Enseñanza Media nº1 de Beslán, cuyos alumnos tenían entre 7 y 18 años. Los atacantes armados con fusiles de asalto y explosivos tomaron a 1181 personas como rehenes, la mayoría de ellos niños.
El grupo armado del que no voy a decir el nombre para no darle publicidad, estaba designado por la ONU como organización terrorista desde 2003. Durante los primeros momentos del ataque 50 personas consiguieron escapar y alertaron a las autoridades.
Se intentó la negociación para la liberación de los rehenes. La respuesta de los salvajes criminales fue la de lanzar los cadáveres de 20 hombres adultos por las ventanas. Tras escucharse una explosión en el interior de la escuela los terroristas colocaron a niños cerca de las ventanas como escudos humanos. Los asaltantes se negaron a recibir medicinas, alimentos o agua.
Los rehenes permanecían en un confinamiento dantesco. Obligados a permanecer bajo el sofocante calor que provocaba el hacinamiento en el gimnasio del centro. Sin agua ni alimentos, sentados o tumbados en el suelo junto a otros rehenes que habían sido heridos en los momentos del asalto y posteriormente rematados en el suelo.
Tras 24 horas los terroristas permitieron salir a 11 mujeres y 15 niños menores de dos año. Dos nuevas explosiones se escuchan desde el exterior. Al día siguiente los secuestradores autorizan la entrada de un equipo médico. Cuando los sanitarios se aproximan al edificio se inicia el tiroteo. Según testigos los primeros en disparar fueron los secuestradores, según otros el tiroteo se inicia por parte de unos padres desesperados y armados. Según un tercer grupo de testigos fueron las Fuerzas de Seguridad. El tiroteo desata la intervención de las Fuerzas Especiales en un intento de liberación de los rehenes.

Dos explosiones siguen a los primeros disparos que provocan un incendio y el posterior derrumbe del gimnasio, momento que aprovechan unos 30 rehenes para huir. Algunos, en su fuga, fueron asesinados por los secuestradores. Entre disparos y explosiones las Fuerzas Especiales perforan las paredes del edificio para ayudar a salir a los niños. A las 15.00 termina la operación de rescate.
Aquel día fueron liberados 847 rehenes con vida, entre ellos casi 700 heridos de diferente consideración. Desgraciadamente entre el asalto por parte de los terroristas, las 52 horas que duró el secuestro, los difíciles momentos de la liberación y los heridos graves que murieron en el hospital, la cifra de fallecidos fue demasiado elevada. 148 adultos y 186 menores. Entre las víctimas 2 miembros del equipo sanitario y 1 miembro de los Fuerzas de Seguridad.
Los 32 terroristas fueron abatidos. Experiencias anteriores les habían hecho conocidos por su fanatismo y su crueldad, asesinos salvajes dispuestos a no ceder ante ninguna presión. A pesar de la matanza de inocentes de la que fueron responsables creo que no consiguieron su principal objetivo; imponer la ignorancia al conocimiento, a través del odio, el fanatismo y la sinrazón.
Desde 2004 en Rusia, el 3 de septiembre se ha declarado el «Día de la Solidaridad en la Lucha contra el Terrorismo». En todo el país se rinden homenajes a las víctimas.
Desgraciadamente, el recuerdo del 3 de septiembre de 2004 es amargo y triste. En mi memoria permanecerán siempre aquellos que vieron transformada la alegría del primer día de curso en dolor y muerte, que descansen en paz.