La Plaza Roja de Moscú, es un enorme rectángulo de 330 x 70 m. de perímetro y tiene una superficie de 23.700 m.2 Los números, a muchas personas no les dicen gran cosa, así que diré que en esta plaza caben 3 campos de fútbol de medidas oficiales según la FIFA. Hay que recordar que el año pasado el Mundial de Fútbol se jugó aquí. Forma parte junto con el Krémlin, del conjunto Histórico Artístico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Es la imagen icónica de la ciudad de Moscú.
Pero la Plaza Roja es mucho más que todos estos datos técnicos. Es el corazón de Rusia. Desde aquí parten las carreteras del país que además de rutas de comunicación ejercen de ríos por donde fluye la esencia del alma rusa. Desde su origen, hace más de 500 años, así ha sido siempre. Ha visto nacer el estado ruso en el siglo XVI. Ha presenciado traiciones, ejecuciones, zares impostores… durante el oscuro siglo XVII. A pesar de perder la capitalidad, siguió presenciado la coronación de los zares que se marchaban a vivir a la nueva capital en el siglo XVIII, pero siguió custodiando el corazón de Rusia. Se convirtió en trampa mortal para el enorme ejército de Napoleón en el siglo XIX y como el ave fénix resurgió de sus cenizas con mucha más fuerza. Fue testigo de los cambios políticos que le devolvieron su capitalidad durante el convulso y agitado siglo XX. Todos estos hechos pueden verse en esta Plaza, escritos sobre la piedra de sus edificios. Realmente este lugar es un gran libro donde está escrita la crónica del país. Los edificios con sus detalles forman un simbólico alfabeto. Este enorme espacio es un pergamino tridimensional sobre el que en perfecto orden esas extrañas letras se van uniendo para formar palabras. Incluso está representado la infancia del país existente antes del nacimiento de la ciudad y de la creación de la propia Plaza. En un segundo plano de lectura podemos ver la estructura social. Es posible poder escuchar las bellas composiciones de la ópera de Glinka «Una vida por el Zar»; en las águilas; el «Cascanueces» de Tchaikovsky en los fuertes abetos azules; o «Boris Godunov»de Mussorgsky y los maravillosos «coros» de Prokofiev en cualquier rincón de la plaza. Hasta la ciencia y la literatura tienen representación en este lugar . Todo ello, manteniendo la esencia y el origen para lo que fue creada, un punto de reunión, información y mercado. Puede decirse que todo aquello que forma junto con la historia, la identidad de un pueblo está aquí. Un estilo propio, reflejo
de una personalidad única, producto de la multiculturalidad y de su aislado pasado, a medio camino entre oriente y occidente. Este país se retroalimenta de si mismo, se enorgullece de su historia y recuerda siempre quién es y de dónde viene. Es por ello que cada piedra, cada ladrillo, tiene sentido. Nada sobra y nada falta.
Durante los últimos 500 años, los responsables del país, se han ocupado de añadir poco a poco, palabras a este pergamino para que hoy podamos disfrutar de la belleza y del simbolismo de este lugar único.
La primera de todas las palabras de la que voy a hablar no es necesario estar en la Plaza Roja para verla; las llamativas estrellas rojas. Desde lejos, puede admirarse su brillante luz, incluso en la oscuridad de la noche. La estrella roja de 5 puntas primero fue un emblema militar durante el periodo revolucionario, posteriormente, «La estrella de Marte con un hoz y un martillo» se convirtió en símbolo estatal en 1918.

Tras la revolución de 1917 se hace necesario cambiar las Águilas imperiales por nuevos símbolos soviéticos. El cambio no ocurre de manera inmediata, en gran parte, por el elevado coste que había que realizar. No es hasta el momento del 20º Aniversario de la Revolución cuando se retiran las águilas. En una famosa película de la época soviética titulada «Circo», pueden verse todavía los símbolos zaristas en su escena final.

En agosto de 1935 comienzan las labores de desmantelamiento y el 7 de noviembre, las primeras estrellas estaban sobre 4 torres principales del Krémlim. Las estrellas originales se fabricaron de una aleación especial de ácero inoxidable y cobre rojo. Revestidas de oro y piedras preciosas de los Urales. Su peso superior a 1 tonelada, su tamaño y la fragilidad de los materiales enseguida presentaron problemas. Debían ser sustituidas.

En 1937, se aprobó el nuevo diseño del Artista Fyodor Fedorovsky. Estrellas realizadas en brillante cristal de rubí montado sobre cobre revestido de oro. En su base rodamientos de bola para que al igual que las veletas giren según la dirección del viento. En su interior lámparas incandescentes de doble filamento para que jamás dejen de brillar. Materiales tan especiales fueron un nuevo reto para la industria, más de 20 fábricas trabajaron en ellos. Pero lo más importante y novedoso del diseño fue la variación de tamaños. Desde el suelo las estrellas parecen iguales. El «efecto óptico » está conseguido gracias a complicados cálculos de proporcionalidad con la altura de las torres, la distancia entre ellas y el punto central del interior del Krémlim. La estrella más grande, de 4,5 m de lado a lado, en las torres Nikolskaya y el Salvador (Las dos torres de la Plaza Roja). La más pequeña en la torre Borovitskaya, de 3,5 m.

La primera estrella se instaló en septiembre, las siguientes durante el mes de octubre. El 2 de noviembre de 1937, no 4 sino 5 estrellas se encendieron sobre las 5 torres más altas y significativas del Krémlim y comenzaron a brillar.
Su luz sólo se ha visto interrumpida durante el periodo de la Guerra Patria. Al igual que el resto de edificios del Krémlim fueron protegidas, pero no pudieron evitarse algunos daños causados por los bombardeos nazis. El 10 de mayo de 1945, se liberaron de su protección. Durante 2 días se limpiaron, revisaron y se pusieron a funcionar los mecanismos. Inmediatamente comenzaron de nuevo a lucir. En 1946 se realizaron labores de restauración de los vidrios dañados. Las estrellas de más de media tonelada de peso sólo se han apagado una vez desde entonces. En los años 90, el cineasta Nikita Mikhalkov consiguió un permiso especial para rodar la película «El barbero de Siberia».

La estrellas rojas, representadas en emblemas, banderas, medallas y órdenes militares durante la Guerra Patria, forman parte de la simbología de la Victoria. Especial razón para seguir luciendo a pesar de los cambios políticos del país. Están incluidas en el Conjunto Krémlim-Plaza Roja declarado Patrimonio de la Humanidad protegido por la UNESCO. Un último detalle, Fyodor Fedorovsky no era arquitecto ni tampoco ingeniero, fue un experto escenógrafo teatral. Su trabajo en el diseño de decorados y vestuario le llevó a trabajar en el montaje de los grandes espectáculos del Teatro Bolshói de Moscú. Nombrado artista del Pueblo de la URSS y miembro de la Academia Soviética de las Artes.
Palabra sobre el pergamino de la Plaza Roja descifrada. Nada sobra y nada falta.