El regreso a la infancia

Los meses de enero y septiembre, al menos en España, son conocidos como los de los buenos propósitos.  Meses en los que algunos buscan sitio en gimnasios y otros empiezan actividades con las que siempre han soñado pero nunca se atrevieron a probar. Muchos intentan mejorar sus conocimientos en  idiomas y entre estos últimos, siempre hay alguien que  decide iniciarse en el estudio del idioma ruso.

A éstos últimos, una pequeña recomendación;  no olvidéis meter en la cartera,  cerca de vuestro nuevo  manual,  una gran dosis de paciencia, mucha disciplina y sobre todo una mente ¿abierta? Más bien diría, una mente dispuesta a cambiar su forma de pensar para poder hablar. Esto es algo que hay que tener muy en cuenta y  que no hace el traductor de Google , con el que hay que tener mucho cuidado y utilizar poco o nada.  Su libre pensamiento a la hora de traducir puede darnos muchos problemas ¡cualquier día va a iniciar la III Guerra Mundial!.  Eso si consigues entender la traducción  porque  a veces es tan libre que resulta incomprensible. ¡Ánimo a todos aquellos que habéis decidido aprender el idioma ruso! un camino largo y difícil pero también muy gratificante cuando consigues hacerte entender. Lo mejor de todo es que no vas a necesitar clases extras como terapia para abrir tu mente a otros puntos de vista. Algo  fundamental para comprender su gramática y no sentirse demasiado ridículo a la hora de practicar ejercicios de fonética mientras sueñas con ser capaz de imitar algunos de esos sonidos que no existen en nuestro idioma, todo ello sin perder los buenos modales y evitar que nuestra saliva salga de la boca de manera espontánea al intentar pronunciar las eses. Piensas que ellos estarán acostumbrados a guardar la lengua en el fondo de la boca para evitar que se congele al comunicarse en el frío invierno ruso. En la «cálida» España, tú no has tenido esa necesidad y tu lengua siempre está dispuesta a salir de tu boca al pronunciar cualquier tipo de «S».   Con tu primer quebradero de cabeza con la gramática rusa comprenderás el significado real de cambiar la «manera de pensar». ¡Acepta el reto de aprender ruso! ¿Quién dijo miedo? el mundo está hecho  para los valientes.

La decisión está tomada, ahora sólo queda asumir que no va a ser una tarea fácil.  Aquel que sólo habla español se anima diciéndose a sí mismo que al fin y al cabo no se parece ni al inglés, ni al francés, ni al alemán. Un alfabeto diferente, una gramática distinta.

Primer día de clase. Entras en el aula con tu flamante nuevo manual, un cuaderno y un bolígrafo. No necesitas más. La seriedad con la que te estás tomando esta nueva actividad te invita a ojear este nuevo libro. Tu curiosidad, sólo te sirve para ver un montón de signos que supones  letras y tienes un primer pensamiento «al menos los números no cambiarán». Pronto vas a saber que eso no es del todo cierto. Cierras el manual y, te dices a ti mismo, con tiempo y voluntad todo es posible.

La persona que te recibe en el aula, tu profesor/a, te dice algo, que supones un saludo parecido a «Hola» pero que en el mejor de los casos sólo has podido distinguir el sonido de una «S» un poco rara, una «D», un batiburrillo de consonantes  y algo parecido a una «CH». Comienza a desfilar ante tus ojos el alfabeto cirílico…

La grafía de algunas letras parece difícil de imitar, no puedes ni siquiera imaginar como se trazan esas cosas tan raras, algunas están al revés, otras te recuerdan a aquellas  que aparecían en las clases de matemáticas y otras son fácilmente identificables, pero todavía vas a sorprendente más cuando lo que tu creías una «P» se convierte en el sonido de la «R»  y lo que creías una «C» es la «S» y descubres que la  «X» lo que esconde es una «J». Asimilas ese baile de letras, de momento.

Llega el sonido y pronunciación de esos 33  símbolos.  Y tu mente empieza a preguntarse si vas a ser capaz de pronunciar la «I» rara en grafía y en sonido, parece que sale del fondo de la garganta, sin contar que existen otras 2 «I». La «L» es nuestro mismo sonido pero parece que entiendes que debe quedar enganchada en la boca.  Y descubres lo que va a ser la verdadera tortura de la pronunciación poder pronunciar  7 «S» diferentes. ¿Para que quieren tantas? si con una a los sevillanos les sobra. No lo dudas, el grupo de las sibilantes te va a dar problemas. Lo que no sabes en ese momento es de que tipo van a ser. Las más difíciles de pronunciar, las más difíciles de entender y diferenciar y las más difíciles de escribir.

Superado el susto inicial. pasas a intentar leer alguna palabra.  Despacio como cuando tenías 5 añitos y aprendías a leer en el idioma de Cervantes.  Esas «C», «P»,»X» te vuelven loco y lo de las sibilantes…… admites que vas a necesitar altas dosis de paciencia y esfuerzo para que el sonido que salga de tu boca se parezca algo a lo que tu profesor pronuncia.

Cuando ese alfabeto ya te ha sido debidamente presentado, llega la hora de escribir tu primera palabra en ruso. Acompañando a la escritura viene la primera sorpresa. Tus pensamientos iniciales te llevan a un gran engaño. «Lo que me interesa es hablar«, «hoy en día se escribe poco a mano» , «Si los libros están escritos  en imprenta, no necesito la cursiva para nada» Vuelves a abrir el libro de texto y te das cuenta que poco a poco te va a ir acostumbrado a la cursiva y a partir de la página 10 del cuaderno de ejercicios te obliga a rellenar espacios primero con palabras y enseguida con frases completas. Suavemente, el profesor/a, te indica que es mejor que hagas trabajos de caligrafía y que debes escribir en cursiva. En ese momento, nos sale nuestro carácter español, libertario y rebelde por naturaleza. ¡Cada uno escribe cómo le da la gana!¡ La letra es una cuestión de
personalidad! ¡Mientras sea legible! Ninguna de esas excusas te sirven.

Cursiva rusa

Primer choque socio cultural; Consideran que la caligrafía es el reflejo de tu nivel académico y de tu educación, no de tu personalidad.  Debes aplicarte sino quieres parecer un borrico, porque encima te enteras que todavía tienen mucha costumbre de escribir a mano como deferencia y respeto hacía los demás. Automáticamente piensas en los médicos, un colectivo, que al menos en España, tiene fama de tener mala letra. A veces pienso que reciben clases especiales en la universidad para escribir de manera sólo legible para ellos con el propósito de no ser entendidos por los no médicos. Aunque en estos tiempos de ordenadores esta estrategia ha perdido muchos seguidores.¿ Los médicos rusos hacen lo mismo?, y si lo hacen ¿son personas maleducadas y de bajo nivel cultural? El primer día de clase termina haciéndote  recordar la infancia. Tu cartera, bolsa o mochila, piensas que va  a ser muy parecida a lo que era entonces con los «Cuadernillos Rubio». Vuelven a tu vida los cuadernos de 2 rayas, los lápices y borradores. Los más osados volverán a las plumas para escribir despacio al trabajar en los cuadernillos de caligrafía rusa.

¿Ésto sólo con las letras? Creo que hay que armarse de paciencia con este idioma. ¡Claro! Tanto tiempo sin salir de casa en las largas tardes invernales da para pensar mucho y hasta para inventar letras y sonidos impronunciables para los no rusos.

Publicado por birioska

blog sobre cultura rusa

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