En la costa de un mar lejano

«En la costa de un mar lejano crece un robusto y verde roble. Un gato sabio, atado al tronco con una cadena de oro, da vueltas sin cesar en torno a él. Cuando corre a la derecha, entona una canción, y cuando corre a la izquierda se pone a contar un cuento.

En todas partes ocurren hechos fantásticos; anda vagando el demonio, una sirena se balancea en las ramas… Y en los senderos ocultos se ven huellas de animales nunca vistos…También hay una casita con patas de gallina, que no tiene puertas ni ventanas. Allí cada bosque y cada valle albergan innumerables fantasmas… Allí, al rayar el alba, cuando las olas empiezan a rodar por las riberas arenosas, surgen de las límpias aguas treinta y tres hermosos héroes, capitaneados por el viejo Tío del Mar. Allí un joven príncipe vence y hace prisionero a un zar temibleAllí, a la vista de todos, un brujo rapta a un fuerte héroe y, subiendo con él a las nubes, vuela sobre bosques y mares… Allí, encerrada en una torre, llora una zarina, a la que sirve con fidelidad un lobo … Allí camina por sí solo un almirez junto a la abuelita Yaga. Allí el zar de los brujos, el Brujo-Inmortal, tiembla por su oro… Allí reina el espíritu ruso… Todo sabe a Rusia allí.

Y allí estuve yo… Bebí dulcísima hidromiel, vi aquel roble verde, y también vi a su sombra, al gato sabio, que me contó buenos cuentos de los suyos. Y uno de ellos lo recuerdo, y voy a contarlo ahora al mundo entero»

 No hay mejores palabras que las del que puede considerarse el primer poema de A.S.Pushkin para describir el mundo mágico de los cuentos rusos. El joven autor elevó a la categoría de la literatura este mundo fantástico, utilizando como fuente de inspiración la tradición oral. Nacido en una de las familias nobles más antigua y rica del Imperio Ruso,  de niño creció apartado de la corte y educado por su aya. Esta mujer le enseñó a través de los cuentos las tradiciones, las canciones, las supersticiones y los mitos del folclore popular y lo más importante, el lenguaje de  siervos y campesinos. El padre de la literatura rusa recuperó el idioma y los cuentos tradicionales como fuente de inspiración. Los cuentos de hadas rusos  son un un elemento muy importante de la cultura nacional.  Principal elemento educativo en el que se representa un mundo imaginario que ayuda al niño a comprender conceptos como el bien y el mal, la justicia o el honor. La forma de pensar de muchas generaciones de rusos y su visión del mundo ha sido sustentada por el mundo de fantasía de los cuentos tradicionales. Lejanos lugares, dragones alados, manzanas doradas, ovillos de hilo que enseñan el camino a viajeros perdidos, monstruos, guerreros, animales fantásticos. Un mundo a medio camino entre la magia y los antiguos dioses, una evolución de los antiguos poemas medievales donde se narraban las hazañas de los héroes y el ensalzamiento de todas las virtudes que un adulto debe cumplir. Los cuentos rusos están llenos de viajes y aventuras, pruebas que el protagonista debe superar con valentía y fuerza pero también con ingenio. Regalos que le recuerdan que el éxito depende también de lo hecho en el pasado y del grupo al que pertenece. Seres fantásticos que no siempre son lo que aparentan. Cuentos diferentes en Rusia hay para todos los gustos y para toda ocasión. Los que se ambientan en las bylinas medievales, y al igual que los antiguos poemas épicos hablan de hazañas ocurridas en la vieja Rusia, llenos de valientes guerreros con nombres que aparecen en los libros de historia y que algunos  están grabados en los santorales de la Iglesia Ortodoxa rusa. Aparecen en ellos viejos enemigos con forma de dragón o de hombres inmortales que hacen peligrar la continuación de los viejos principados y también Zares egoístas y malos gobernantes que traen la desgracia a su pueblo. En otro tipo de cuentos aparecen dioses y seres mágicos que habitaban la antigua Rusia, a veces transformados por el tiempo y que  rivalizan en facilitar o complicar la vida al protagonista.  Otros hablan de problemas y situaciones cotidianas que deben resolverse con sagacidad e ingenio por protagonistas que nada tienen de especial y que reciben ayudas mágicas para enfrentarse a seres malvados con poderes sobrenaturales pero que siempre terminan regresando a su pueblo natal una vez terminada la misión.

Sólo las viejas bylinas habían perdurado de manera escrita en la literatura rusa. El resto de los cuentos sobrevivieron a través de la tradición oral con un agravante añadido para su supervivencia. En un intento de acercamiento a Europa, las reformas del zar Pedro I provocaron una revolución en los usos y costumbres de la sociedad rusa. Barbas cortadas al estilo europeo en lugar de las largas y características barbas rusas, tradicionales formas de vestir abandonadas en beneficio de la moda de París o Londres. Viejas tradiciones que fueron abandonadas por ser catalogadas de retrasadas. Reformas que provocaron una actitud de rechazo a todo lo antiguo, a la identidad de Rusia y a todo su folclore. Revisó la gramática del idioma  ruso y llegó  a la prohibición completa de su uso en la corte. El idioma quedó mutilado y relegado a las clases sociales más bajas. ¿Quién y para quién iba a escribir en ruso en esas circunstancias? Gracias a los campesinos, a la persistencia en sus tradiciones y a la pureza de sus costumbres, los cuentos tradicionales, verdaderas joyas del «alma rusa» han llegado hasta nuestros días. En ellos, según los lingüistas pueden verse estructuras gramaticales arcaicas, proverbios en desuso y algunas palabras perdidas. Se conservan pocas obras escritas en antiguo ruso que no sean de carácter religioso, textos administrativos o compendios de leyes. El mundo de los cuentos rusos utiliza la misma temática que la obra literaria en idioma antiguo,  generalmente anónima;  la glorificación del poder ruso, la exaltación de la belleza del país, la crítica a los príncipes autócratas y  la defensa de los principios morales. En el siglo XVIII, Vladímir Ivánovich Dal había abandonado su profesión de médico para dedicarse al estudio de la naturaleza. Catalogaba para la Academia de Ciencias ejemplares de la fauna y flora autóctona. Conoció a Pushkin en Oremburgo y comenzaron a viajar juntos. Cautivado por los poemas de Pushkin sobre los cuentos tradicionales comenzó también a coleccionar diferentes dichos y cuentos de hadas del pueblo ruso que conoció en sus viajes por el ámbito rural ruso. En 1832 publicó  la primera recopilación escrita de «Cuentos populares rusos». Más tarde, en  1850 , el historiador Aleksandr Nikoláyevich Afanásiev elaboró una completa y célebre recopilación dividida por temáticas de  casi 700 cuentos populares.  Un hombre que nunca conoció el éxito de su trabajo ni en que manera había contribuido a la difusión de la cultura popular rusa. A partir de ese momento, el mundo mágico de los cuentos será fuente de inspiración para muchos grandes autores que ampliarán la oferta de cuentos hacia estilos nuevos. A A.S.Pushkin le seguirán otros autores como N. Gógol, con nuevos cuentos respetando el viejo estilo,  o L.N. Tolstoi  que recurrirá a nuevas historias más moralistas como textos para su moderna escuela  y el nuevo sistema pedagógico que implantó en su finca de Yasnaya Poliana para los hijos de los campesinos . A.P. Chéjov  iniciará su andadura literaria como narrador de cuentos antes de ser conocido por sus obras de teatro de carácter costumbrista. En definitiva, la tradición oral dio paso a un género literario propio que todavía goza de gran éxito y ávidos lectores en pleno siglo XXI. Pero los cuentos tradicionales no sólo fueron rescatados para la literatura, todas las artes se dedicaron a dar vida a su manera, a los fantásticos protagonistas de la tradición oral y sus enseñanzas morales. A finales del siglo XIX, los cuentos saltaron a los pinceles de los grandes pintores, Victor Vaznetzov se especializó en la representación de sus personajes, incluso su cara sirvió como modelo para dar vida al aventurero Sadkó pintado por el gran maestro Iliá Repin.

El Zarevich Iván y el lobo gris. Victor Vaznetzov. Galería Tretiakov Moscú.

Guerreros medievales, príncipes viajeros en alfombras o lobos y un sinfín de personajes de los cuentos llenan hoy en día  las paredes de los museos rusos. La obra de los grandes maestros dejó impresionado a un joven alumno que encontró la inspiración para lo que sería el motivo principal de toda su obra sobre todo en uno de esos cuadros.  Los «3 guerreros» de Vaznetzov en el que I.Y.Bilibin  vio los  detalles descritos en la literatura reflejados uno a uno en la pintura. Los colores, la composición, las posturas de los jinetes, eran tal como el joven alumno había imaginado a los famosos guerreros, Iliá Muromets, Dobrinia Nikitich y Aleksei Popovich. A partir de ese momento dedicó toda su creatividad a los personajes mágicos convirtiéndole en uno de los grandes escenógrafos teatrales del momento. Trajes y escenarios donde volaban el pájaro de fuego, bailaban princesas convertidas en cisnes por brujos, paisajes lejanos imaginarios,….  Sus ilustraciones de los cuentos de Pushkin que comenzaron a publicarse  en 1901, hicieron más famoso a su autor, inmediatamente tras su publicación fueron adquiridos por la Galería Tretyakov y el Museo Ruso. Con una perfecta y novedosa técnica había captado la personalidad de cada uno de los personajes y sus atributos de manera excepcional. Su última ilustración, representa a Iliá Muromets y el ruiseñor bandido fue publicada a principios de 1941. Poco tiempo después,en febrero de 1942,  Iván Yákovlevich Bílibin moría a causa de la hambruna provocada por la barbarie nazi en la región de Smolensk donde ejercía la enseñanza, fue enterrado junto a otros compañeros en una fosa común  de la Academia de las Artes. Descansa a orillas del Dnieper entre espesos bosques, en las mismas tierras de la Vieja Rusia donde habitaban los seres fantásticos a los que él de manera magistral dio vida.

Iliá Murometz y el ruiseñor bandido. Ilustración de Bílibin

Su nombre y su obra ha quedado unida a las nuevas ediciones de diferentes colecciones de cuentos que fueron publicados durante la época soviética y que han pasado a formar parte de la memoria colectiva.  Creador de nuevas técnicas en el mundo de la ilustración y de la escenografía, su trabajo ha servido de escuela para muchos artistas posteriores y de inspiración para dar movimiento a los personajes mágicos en el recién nacido por entonces cine de animación soviético. El famoso pintor decoró el interior de la Embajada soviética en París durante los años 30, ampliando  con ello la fama de sus personajes a nivel internacional. Por aquel entonces, Ballets y Operas ambientados en los cuentos fantásticos se representaban con éxito en los escenarios internacionales. Personajes y situaciones tomaron voz a través de la obra de los grandes compositores del nacionalismo ruso. Si la primera ópera de Glinka narraba un hecho histórico de Rusia, el libreto de su segunda ópera adaptaba el poema de Pushkin. «Ruslán» con voz de tenor se enamoraba de la bella «Liudmila». Igor Stravinsky hizo volar en los escenarios al pájaro de fuego y bailar a la muñeca Petrushka. Rimski-Kórsakov puso voz y música al aventurero Sadkó o explicó en el cuento del Zar Saltán como sonaba realmente el vuelo  del moscardón.

Los cuentos tradicionales rusos empezaron a ser conocidos fuera de las fronteras de Rusia.  Su fama recibió un empujón definitivo con la presentación de las técnicas artesanales de los maestros de las artes decorativas.

Pálej es una pequeña población de la región de Ivánovo,  cercana a Moscú. Sus habitantes desde hace siglos se dedicaban a la pintura de iconos y a la decoración de iglesias, artistas famosos por sus trabajos en la cámara facetada del Krémlim de Moscú o en el Monasterio de la Trinidad y San Sergio habían creado escuela y auténticas dinastías de pintores especializados.  Después de la revolución, los pintores de iconos tuvieron que buscar otras salidas profesionales y elegir entre reciclarse o cambiar de profesión. Los artistas de Pálej  eligieron para su supervivencia el reciclaje profesional. Se unieron en 1924 en una cooperativa  llamada «Artel de Pintura Antigua». Cambiaron las paredes de las iglesias y la madera de los iconos por el papel maché con el que se manufacturaban objetos ornamentales como cajas o pitilleras y encontraron en los cuentos populares fuente infinita de motivos nuevos a los que dar vida con sus manos. Sus pinceles trabajaban la laca sobre el papel maché con la misma precisión que antes dedicaban a las figuras religiosas. Expertos miniaturistas con gran dominio de los dorados y los colores del arte religioso llenaron de vida las escenas más significativas de los cuentos rusos. El reconocimiento internacional a su obra llegó pronto, en 1924 la artesanía de Palej impresionó por su belleza y calidad en la Vernissage internacional de Arte de Venecia. Los italianos quisieron organizar su propia escuela pero los artistas se negaron a abandonar Rusia por miedo a perder la inspiración.  Un año después en la Exposición Mundial de París, la pintura de Pálej cautivó al público y recibió la  medalla de oro.

En 1930, tuvo lugar una gran exposición de estas miniaturas en el Museo Estatal Ruso. Desde entonces el trabajo de los maestros miniaturistas fue catalogado como obra de arte y quedó sujeto a normas especiales para la exportación.

Publicado por birioska

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