En la antigua Grecia se creía que la historia de amor que duró 9 noches entre Zeus y Mnemósine tuvo como fruto 9 hermosas hijas, una por cada noche. Las hermanas se convirtieron en las 9 musas de las artes y se representan como cantantes en las fiestas de los dioses. Se dice que el primer canto que entonaron fue cuando los dioses del Olimpo vencieron a los Titanes. Eran las encargadas de acompañar a los reyes terrenales inspirando sus palabras y las actitudes necesarias para gobernar, inspiran también a filósofos y artistas. De todas ellas Clío, cuyo nombre significa alabar o cantar es la musa de la historia y la poesía épica.
Una región de Rusia bien pudo ser uno de los lugares donde la joven Clío se paseara inspirando a sus gobernantes o a sus artistas. Conocida con el nombre de Opolie (Sobre los campos) o Zaliezhi (Más allá del bosque) fue habitada por antiguas tribus eslavas y sobre ella se asientan algunas de las ciudades más antiguas de Rusia. Una de estas ciudades, con más de 1000 años de antigüedad es la ciudad de Súzdal . Entre las murallas de su viejo Krémlim pudo encontrar refugio la joven Clío y entre sus calles y monasterios bien pudo la musa inspirar a sus gobernantes. La joven Clío parece que dejo parte de su espíritu en los bellos paisajes de la estepa rusa que pueden admirarse desde el promontorio sobre el río Kámenka en el que se asienta la ciudad y que han sido fuente de inspiración para escritores, poetas y pintores. Paisajes que fueron elegidos por Tarkovski por su belleza y sobre todo por su pureza y tradición.

Súzdal inicialmente fue la capital de su propio principado y después formó parte del principado de Vladímir-Suzdal para después formar parte del principado de Moscovia. Aquí tuvo su hogar la familia Dolgoruki antes que el príncipe Yuri fundara la ciudad de Moscú. Y aquí está enterrado el libertador de Rusia de la invasión polaca, el gran príncipe Dimitri Pozharski. Durante una época tuvo también gran importancia religiosa, se cuenta que en esos momentos había en la ciudad más iglesias y conventos que viviendas. Y aquí, en 1905 la belleza y tranquilidad del campo ruso quedaron plasmadas en una de las primeras fotografías en color de la historia. Durante el siglo XVIII, sus Monasterios sirvieron para recluir a algunos miembros de la alta sociedad. Más tarde durante los años 20 y 30 del pasado siglo volvieron a cumplir la misma función pero esta vez con determinados miembros de la Iglesia durante las persecuciones religiosas que tuvieron lugar después de la revolución. Durante la Guerra Patria alguno de sus monasterios fue utilizado como centro de reclusión para prisioneros de guerra con régimen especial.
A lolargo de los siglos la ciudad también fue habitada por varios escritores entre ellos el joven coronel del Regimiento Suzdal, Aleksánder Vasilievich Suvórov que aprovechó el tiempo de descanso en estos idílicos parajes para sentar las bases del entrenamiento militar de su regimiento. Un entrenamiento tan efectivo que su método se instauró rápidamente para todos los regimientos imperiales. El Reglamento del Regimiento Súzdal además de incluir frases célebres de su autor como que «el entrenamiento es la mitad de la victoria» combina la estrategia militar con las tradiciones y peculiaridades del combate ruso desde el principio de su historia. Contiene grandes enseñanzas en estrategia y recopila las normas de honor que todo buen soldado de la época debía cumplir. El Coronel también escribió recomendaciones para la perfecta socialización de los soldados con el género femenino. Pensó en los hombres curtidos en batalla y con pocas oportunidades para conocer a chicas y casarse, recomendó la construcción de campamentos más amplios y con instalaciones más adecuadas para la vida civil donde pudieran instalarse los militares con sus familias y así facilitar el «emparejamiento» entre los jóvenes soldados y las hijas de militares. Para que Cupido pudiera hacer bien su trabajo instruyó en buenos modales a los rudos soldados y para ayudar un poquito más a las flechas del amor, el coronel incluyó como obligatorio en la formación militar de los oficiales el “adiestramiento” en baile, especialmente en el vals. Baile y música que se ha convertido en tradición y en estilo musical propio. El conocido como vals ruso de compás más rápido que el vienés forma parte desde entonces de la tradición de la musica militar en Rusia y sigue siendo «obligatorio de bailar» para los cadetes de todas las Academias militares del país.
Desde la tranquilidad de los parajes de Súzdal que fueron su fuente de inspiración y con el fin de probar su nuevo método de entrenamiento militar, el joven coronel partió con su Regimiento hasta los confines del país, a orillas del Danubio donde arrebató a los turcos la ciudad fortaleza de Izmail. A partir de ese momento la victoria acompañó siempre al legendario militar que ya como general protagonizó gestas heroicas, como la toma de Varsovia y con ello la anexión del territorio de Polonia y Lituania para Catalina la Grande lo que motivó su nombramiento mediante un sencillo telegrama como Gran Mariscal de Rusia, título que solamente han ostentado 4 personas a lo largo de toda la historia. Ya como Gran Mariscal amplió aún más los territorios del Imperio ruso en las guerras contra los turcos hasta la actual Moldavia y Rumania. Por edad se retiró a su hacienda desde donde tuvo que regresar para comandar por última vez a las tropas rusas a petición de un joven zar. Su última victoria antes de su muerte fue contra las tropas de un por entonces joven general francés que estaba ganándose la fama en su país de estratega militar allá por el norte de Italia y que siempre será recordada por su difícil final. Para ello, el valiente Suvórov, al frente de los regimientos atravesó los Alpes sin el apoyo militar de los por entonces llamados países amigos cruzando un puente que según dicen las leyendas fue construido por el mismísimo diablo. Desde los tiempos de Aníbal y las legiones romanas ningún otro ejército había atravesado los Alpes y nunca nadie en Europa había presentado batalla a tal altitud. Los hombres entrenados bajo las premisas del «Reglamento del Regimiento Súzdal» tuvieron que luchar más como funambulistas que como soldados en el paso de San Gotardo, entre Suiza, Italia y Alemania.
“Un minuto decide el resultado de una batalla, una hora el éxito de una campaña y un día el destino de los Imperios”.
Un par de siglos más tarde, la ciudad de Súzdal tuvo la oportunidad de acoger como vecino a otro Mariscal-escritor. Esta vez el militar fue más famoso por la derrota que por la gloria a pesar de haber sido múltiples veces condecorado por sus victorias en Polonia, Bélgica y Holanda, contar con el aplauso y el reconocimiento en Finlandia, Rumanía y Croacia. Durante 44 días se enfrentó a las tropas francesas, salió victorioso y consiguió la rendición de todo el país. . Sin embargo, Rusia unió para siempre el nombre del laureado (mejor dicho, robleado) Mariscal que fuera uno de los padres de la operación Barbarroja y uno de los más firmes defensores de las tácticas de sitio y asedio con las palabras rendición y derrota.
El también ascendido a Mariscal por medio de un sencillo telegrama, Friederich Wilhelm Ernst Paulus Mariscal de campo de la Alemania del III Reich, tuvo el honor de ser el militar de mayor rango que se rendía al enemigo en la historia de su país. Antes de recibir el telegrama con su ascenso firmado por Hitler conoció bien las circunstancias que hay que soportar cuando la ciudad en la que vives es asediada. Sufrió en sus propias carnes lo que significan la miseria, el dolor y el frío, los piojos, la disentería y el hambre. Un hambre tan doloroso que primero hizo que sus hombres se comieran a sus propios caballos y después cuando no había animales que comer a otros seres humanos. Sintió en su propia persona las consecuencias de esas estrategias que tanto le agradaban cuando él era el sitiador. Cuando el Mariscal alemán se vio obligado a vivir bajo las mismas circunstancias en las que antes él había obligado a vivir a millones de inocentes, 3 meses de reflexión fueron suficientes para que renegara de las infames tácticas de sitio y asedio. Sólo 3 meses en los que la ciudad del acero se convirtió en una dantesca fragua con la que se forjó la dolorosa victoria que evitó al imperio del mal reinar sobre la tierra.
En la batalla de Stalingrado murieron más de dos millones y medio de personas y ha sido la batalla más sangrienta de la historia de la humanidad. Después de abandonar la ciudad de Stalingrado, años tuvo el Mariscal Paulus, desde su retiro en el Monasterio del Salvador y San Eutimio para admirar los idílicos parajes de la ciudad de Súzdal y a la vez reflexionar sobre las palabras de Suvorov; “Si no los hubiésemos llevado al infierno… el infierno nos habría tragado”
Paulus también tuvo tiempo de conversar sobre estrategia militar con otro de los grandes militares rusos ya que gozó de la vigilancia del espíritu del príncipe Dimitry Pozharsky. Dicen las leyendas que el apellido del Príncipe proviene del resurgimiento de la familia tras la destrucción de su hacienda por el fuego. Fue condecorado por el zar como el «Salvador de Rusia», tras vencer a los regimientos polacos que estaban en el Krémlim de Moscú, pocos días después de cortarles el abastecimiento de víveres los polacos se rindieron.

Desde Súzdal, Paulus pudo ver como ese mismo campo ruso que le rodeaba y que él y otros como él tanto habían pisoteado y maltratado se resistía a admitir el destino que el mismísimo Lucifer le había reservado. La mayor enseñanza que recibió Paulus en este idílico lugar fue la de conocer la nobleza y generosidad del alma rusa, al brindarle la oportunidad de reflexionar y regalarle la inspiración necesaria para que cambiara el arte de la guerra por el mucho más noble arte de la escritura. Es de suponer que durante esos días siempre tuviera repicando en su conciencia las palabras que muchos años antes escribiera el Gran Suvórov en ese mismo lugar y que parece fueran escritas especialmente para él y para sus crueles amigos.
“Mientras el enemigo luche debe ser golpeado sin descanso, pero el enemigo derrotado y especialmente su población civil deben ser tratados con generosidad”.
